Semana de la Dramaturgia Nuevo Léon 2018: breve reseña

[TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA REVISTA LEVADURA]

 

Por séptima ocasión se llevó a cabo la Semana de la Dramaturgia Nuevo León, el evento anual en que se presentan textos dramáticos de reciente a la comunidad teatral y el público neoleoneses. En esta edición, se contó con la participación de 10 dramaturgas y dramaturgos provenientes de Colombia, Costa Rica, Oaxaca, Ciudad de México, Michoacán y Nuevo León.

 

Esta diversidad de origen se vio reflejada en la variada temática que abordaron. Desde el tema de la migración y las políticas nacionales y extranjeras que la rodean, hasta historias muy personales basadas en hechos reales. Aquí una probadita de lo que pudimos ver en escena.

 

El festival dio inicio con la lectura de “No volveré”, un texto de Estela Leñero realizado en el marco del Movimiento por la dignidad, una iniciativa surgida en la Ciudad de México en rechazo al arribo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, dada la forma en que ha tratado a los mexicanos desde que fue candidato. El texto tiene tintes de melodrama, pero se inclina más hacia la tragicomedia, dándole así un toque de identidad mexicana, recordando el origen del teatro mexicano en el estilo costumbrista, pero mezclado con tiempos intercalados.

 

 

La obra trata sobre una madre y una hija que están esperando al hijo y el hermano, que se fue a los Estados Unidos. Incomunicadas en su pueblo e inocentes ante promesas de estafadores, pasan la vida con la esperanza de que regrese vivo. Todo esto mientras Trump llega a la presidencia y empieza a imponer su forma de pensar.

 
La directora del montaje fue Mayra Vargas, quien incluyó algunas situaciones para complementar la temática del texto. Por ejemplo, introdujo un video sobre la situación actual de los migrantes teniendo como música de fondo “Party in the USA” cantada por Miley Cyrus. Con esto, nos muestra los contrastes de un doble sueño americano: uno el de los latinoamericanos que se aventuran y arriesgan su vida para conseguir un mejor futuro para ellos y sus familias, y el otro el hollywoodense, del gringo que quiere ser famoso y rico.

 

Además, el texto propone la aparición de D.T., interpretado por Carlos Piñón, un policía de la agencia antidrogas estadounidense que está coludido con el narcotráfico gringo. D.T. es presentado en escena como un espejo de Donald Trump: codicioso, maquiavélico, ególatra pero a la vez caprichoso, infantil y tonto. Este personaje al sentirse superior a los demás, y al creer que va contracorriente no miró en ningún momento algún papel para leer su texto, todo fue memorizado por el actor.

 

Otro de los textos que se presentaron fue “Yo no soy Charlie” del costarricense radicado en México Bryan Vindas. La obra relata la historia de un hombre que, después de un intento de suicidio, llega a una cantina y se encuentra con un grupo de personajes que lo involucrarán en un extraño juego. Un ambiente de desolación y desesperanza permea en el texto, todos sus personajes son entes solitarios cuya tristeza es el punto de unión entre ellos: un cura involucrado en negocios sucios, un hombre que trabaja como botarga de animales, un payaso con un oscuro secreto, un policía que no protege, una mujer que no lo es y un cantinero que sólo ve la vida pasar.

 

 

Bajo la dirección de David Colorado la obra se trasladó un poco al norte mexicano, principalmente gracias al uso de música norteña. Para traer a escena una cantina no se necesitó más que una mesa que apoyó a que en un momento de la representación viéramos hasta un cuadro de la última cena, presagiando que quizás esa noche alguno de los personajes morirá. Además, pudimos ver una de las áreas que Colorado ha explorado en los últimos años, que es la coreografía de combate precisamente en una escena donde dos de los personajes se deben batir a puño cerrado para cumplir con un reto.

 

Aunque la premisa del texto pudiera parecer negativa el final es un recordatorio de las segundas oportunidades que nos da la vida y de la actitud que podemos tener frente a ella. El texto merece un final menos precipitado, uno se queda con ganas de que ciertos temas se cierren mejor y no se queden en el aire.

 

Por último, quiero hablar de “Ausentez”, texto escrito por la joven dramaturga regia Theresa Zuloaga, quien tiene en su haber algunos textos llevados a los escenarios de Microteatro. La historia de la obra se desarrolla durante la noche en que ocurre un apagón en la ciudad, lo que desencadena un estado de desesperación entre sus habitantes. Entre esta situación un grupo de amigos terminan reunidos en un departamento, escapando de lo que parece ser una horda de zombies u hombres lobo que está azotando a la ciudad.

 

 

La autora incluye en su texto diversos guiños a la cultura regiomontana: desde el miedo que la gente sintió por un apagón de cuatro horas, la necesidad de parecerse más a un modelo de vida estadounidense y hasta el uso de regionalismos tan familiares como el decirle “tía” a la mamá de un amigo. Incluye también temas más contemporáneos como la normalización del consumo de mariguana, las relaciones abiertas y las desapariciones. A esto, le adereza una forma de llevar la historia muy similar a la narrativa que encontramos en series actuales. Es, a fin de cuentas, un ejemplo de los nuevos lenguajes que se están desarrollando para contar historias.

 

Ricardo Traviezo fue el encargado de dirigir la lectura dramatizada, haciendo uso de elementos de la cultura pop: un juego de cartas con personajes orientales, playeras alusivas a superhéroes del cine y hasta figuras de acción en sus cajas. Estas últimas fueron quedando vacíacada vez que un personaje en escena desaparecía, recordándonos el espacio vacío que deja aquel de quien ya no se vuelve a saber.

 

La Semana de la Dramaturgia es un festival que ha ido creciendo no sólo en la cantidad de textos que se presentan, sino en el público interesado en conocer las obras. Casi todas las presentaciones contaron con sala llena e incluso en algunas se quedó gente sin poder entrar. Considerando el hecho de que casi no se lee dramaturgia en este país, contar con un público que busca conocer nuevos textos es todo un éxito. Otras ediciones de este festival han servido de semillero para la realización de montajes compleots, ojalá esta ocasión no sea la excepción.