Las ruinas de la memoria

Todos estamos destinados a envejecer. Llegaremos a esa etapa por diversos caminos: algunos solitarios, otros con mucho esfuerzo, algunos más tardíos, pero todos nos encaminamos hacia allá. Con ello, se manifestará el deterioro de nuestra piel, nuestro cuerpo y, especialmente, nuestra memoria. Algunos recuerdos quedarán dispersos, navegando entre tiempos mientras el tiempo real no se detiene.

“Las ruinas de la memoria” es un texto escrito por Luis Guerrero, galardonado con el Premio Nacional de Dramaturgia “Emilio Carballido” en 2020. La compañía Teatro Mexicano Monterrey lleva esta obra a escena, bajo la dirección de Elvira Popova y Mayra Vargas, con un elenco conformado por Virgilio Leos, Mirna Kora Leos (+), y el propio Luis Guerrero.

La trama gira en torno a dos adultos mayores, Pilar y Alberto, quienes, debido a decisiones del pasado, enfrentan su vejez en compañía, pero aislados de sus familias y amigos. Alberto padece demencia senil, y Pilar carga con las consecuencias de un infarto. Es escaso encontrar historias protagonizadas por personas mayores en el teatro, la literatura o el cine, donde se les reconozca como personajes con una historia previa, un presente marcado por su pasado.

Alberto, el personaje central, va perdiendo no solo la memoria de quién es, sino también los sentimientos hacia Pilar. Aunque toma notas para no olvidar, su memoria se convierte en un rompecabezas con piezas que cambian de forma o simplemente desaparecen. Por otro lado, Pilar representa el papel de cuidadora, dedicando sus días a acompañar a su esposo en la nebulosa de su memoria y recordándole diariamente el amor entre ellos, a pesar de sacrificar su propia salud.

La escasez de historias protagonizadas por personas mayores limita sus oportunidades en el teatro. “Las ruinas de la memoria” ofrece la posibilidad de destacar a dos artistas escénicos fundamentales en el teatro regiomontano, Mirna Kora Leos (+) y Virgilio Leos, no solo como regreso a la escena, sino como protagonistas. La dirección de Elvira y Mayra se realiza con respeto, admiración y el deseo de homenajear a estos artistas.

Mirna Kora Leos (+) interpreta a Pilar a través de audio y video, grabado específicamente para esta puesta. Por otro lado, Virgilio Leos, cuya movilidad es reducida, encuentra en el espacio escénico diseñado para facilitar su desplazamiento en silla de ruedas una representación ingeniosa de diferentes elementos, como una mesa de comedor o escritorio. Ambos artistas se sumergen en sus personajes con emotividad y autenticidad.

El texto de Luis Guerrero, estructurado de manera que refleja la demencia senil, inicialmente presenta recuerdos y escenas aparentemente inconexos. No obstante, a medida que la historia avanza y se profundiza en el pasado, los enlaces comienzan a surgir y se arma el rompecabezas.

Luis Guerrero, además de ser el autor, interpreta al hijo de Pilar y Alberto, proporcionando un apoyo fundamental para su padre y ayudando a entrelazar los recuerdos. Su participación va más allá de actuar, contribuyendo al flujo de las acciones, ya sea empujando la silla de ruedas, reorganizando la escenografía o sirviendo como traspunte cuando es necesario.

El acceso a la cultura es esencial para el bienestar integral de todas las personas, incluyendo a las de la tercera edad. El teatro, como forma de expresión artística, no solo brinda entretenimiento, sino que también actúa como un medio poderoso para conectar a las personas con su creatividad y su entorno social. Además, el trabajo conjunto en producciones teatrales fomenta la creación de comunidades sólidas y duraderas, promoviendo la interacción social y proporcionando un sentido de pertenencia esencial para el bienestar emocional.

La representación de historias de la tercera edad en el teatro no solo es un acto de inclusión cultural, sino también un medio para preservar y compartir experiencias valiosas. Garantizar el acceso al teatro para las personas de la tercera edad no solo es un acto de justicia cultural, sino también una forma de honrar sus contribuciones a la sociedad. Al contar sus historias en el escenario, se les otorga el reconocimiento merecido y se promueve una narrativa cultural más inclusiva y diversa.


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