El Kame Hame Ha

Uno de las noticias más impactantes durante el punto más álgido de la guerra calderonista contra el narcotráfico, fue la detención de un adolescente de 14 años que se había convertido en sicario de una célula del crimen organizado. Él había sido reclutado uno años antes y entrenado como si fuera un militar que se prepara para la guerra. En su caso, lo prepararon para matar a sangre fría. Y lo hizo.

 

Recuperando esta historia, Jaime Chabaud escribe la obra “El kame hame ha” en donde ficciona la historia del “niño sicario” y nos presenta al Saiyajin, un adolescente de 14 años recluido en una correccional y que está a la espera de su destino final. Durante la historia conocemos un poco sobre los antecedentes del Saiyajin que lo hicieron convertirse en sicario y nos daremos cuenta que él lo único que quería es imitar las caricaturas que veía en la televisión.

 

El texto de Chabaud fue llevado a escena por la compañía Tutiatro, con la dirección escénica de Terezina Vital y las actuaciones de Alberto Velarde, Alberto Bickerton y Alberto Oblea. La obra se presentó en Monterrey como parte del programa del Festival de Teatro Nuevo León 2017.

 

 

Durante la obra uno de los actores interpreta en la mayoría de las ocasiones al niño sicario, mientras que los otros dos nos relatan algunos acontecimientos o interpretan a personajes incidentales en la historia. Sin embargo, no existe ningún juego ni con el trazo escénico (el cual es repetitivo) ni con la aparición de los personajes secundarios que justifique la propuesta de trabajar este monólogo con tres actores.

 

Es posible rescatar una escena en donde se escenifica una persecución y balacera, para la cual se utilizan carritos de juguete manipulados por cada uno de los actores como si ellos estuvieran jugando. Esto nos remite a que muchos de estos niños y jóvenes involucrados en el narcotráfico, ven sus acciones todavía como un juego, sólo que ahora las balas son reales y no hay ganadores.

 

La puesta en escena incluye algunas proyecciones en video con imágenes de los presidentes mexicanos desde Gustavo Díaz Ordaz hasta Felipe Calderón, las cuales aparecen al inicio y a la mitad de la obra. Aunque pareciera que la intención es dar un contexto político a la obra y hacer una crítica a cómo los gobiernos mexicanos han permitido el narcotráfico, se vuelve redundante porque ese contexto está contenido en la situación de desamparo que vive el personaje principal. Además dan un poco la impresión de ser propaganda de algún partido de izquierda, más que imágenes que den un sentido a la obra.

 

 

La actuación de Alberto Olvera,quien interpreta al Saiyajin, sobresale en principio porque todas las acciones recaen en él y por lo tanto es quien de alguna manera está lidereando la obra. Esto le da oportunidad de mostrar más sus capacidades actorales, situación que aprovecha para construir tanto con sus gestos, con la forma de decir las palabras e incluso con la mirada perdida, al personaje de un niño al cual le faltó amor y atención en su casa, y cuya única esperanza está depositada en el dinero fácil del narco.

 

La guerra contra el narcotráfico desatada en México durante el sexenio de Felipe Calderón es uno de los acontecimientos de la época contemporánea que ha marcado la segunda década del siglo XXI. Los estragos de esta guerra están presentes en todos los niveles, desde el económico, el político y, sobre todo, el social. La narcocultura se fue permeando en todas las clases sociales, pero sobre todo en aquellas más vulnerables, llegando hasta a los adolescentes, quienes han visto en el narcotráfico un modelo de vida a seguir. Habrá que cuestionarnos también como sociedad qué hemos hecho para que estos jóvenes estén pensando en convertirse en narcos en vez de supersaiyajines.

 

 


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