Una familia se construye como una casa. Se ponen cimientos firmes, se consiguen los mejores materiales disponibles y se va creciendo poco a poco. Al inicio son los papás quienes se encargan de que la casa esté firme, cuidada y que todos los que la habitan sean felices. Sin embargo, con el paso de los años, esa responsabilidad se va compartiendo con todos los miembros a tal grado que hay veces que los hijos son los únicos que pueden lograr que la casa no se destruya.
En “Pato Schnauzer”, el dramaturgo Saúl Enriquez nos presenta la historia de Matus y Roque, dos hermanos que por un incidente familiar están distanciados y que volverán a reunirse tras la noticia de que Matus tiene una enfermedad mortal. Es entonces que se abrirán algunas cicatrices del pasado y existirá la posibilidad de cerrarlas. Bajo la dirección y producción de Kike Domínguez, esta obra se presentó en Ka Ye Kuali con las actuaciones de Edgar M. Vega como Matus, Eliú Lujano como Roque y Marcos Castillo como el padre de ambos.
La obra es un enfrentamiento tanto entre los hermanos, como entre los hermanos y su padre. Éste se distanció por mucho tiempo de ellos, con la premisa de que había cumplido con su labor de padre y ya no tenía ninguna responsabilidad con ellos. Sin embargo, las heridas que dejó en los corazones de sus hijos son tan grandes que se convierte en un fantasma que los acompaña.
Es así que en escena vemos a los hermanos confrontarse, reclamarse cosas del pasado, aunque en verdad también se las reclaman a su padre. Kike Domínguez logra mostrarnos esta situación de una manera muy interesante, haciendo un traslape de escenas y personajes, parecido a lo que hizo anteriormente en Intervenciones.
Marcos Castillo como el padre está presente en casi toda la obra, si no en cuerpo en acciones e incluso el eco que deja su voz en el pequeño espacio de Ka Ye Kuali, nos permite recordarnos que el padre sigue en los hermanos. Edgar M. Vega y Eliú Lujano logran tener esa química rota entre hermanos, se nota en sus miradas y sus gestos que sigue habiendo cariño fraternal, pero el dolor y el rencor impiden que salga.
Para el montaje se utiliza una caja que se va desarmando en elementos geométricos simples. Esos elementos van formando parte de la escenografía y utilería de la obra, remitiéndonos un poco al uso de la imaginación cuando jugábamos de niños. Así, un triángulo de madera puede convertirse en un balón, un sillón o hasta una montaña. Esto logra que el espectador conecte la felicidad del recuerdo de la infancia con la melancolía del mismo.
La familia siempre estará presente, en las buenas y en las malas. Por lo tanto el perdón siempre está presente, latente. Sólo es cuestión de que nosotros nos permitamos cerrar las cicatrices.
FICHA TÉCNICA
Reparto:
Eliú Lujano – Roque
Edgar M. Vega – Matus
Marcos Castillo – PadreDramaturgia: Saúl Enríquez
Producción y dirección: Kike Domínguez
Asistente de dirección: Gabriela Trejo
Escenografía: Eduardo Zamora
Música y sonorización: Alan Bernal
Diseño de vestuario: Mauricio Rosales
Realización de vestuario: Emma Vega
Fotografía: Nora Hidrogo y Goreti Escalante